Este triunfo desembuchado sore el final, cuando el 0-0 parcial parecía estirarse como un elástico, resignificó algunos valores clave en Independiente: fue voluptuoso como concepto de equipo genuinamente ofensivo, y dio una prueba de carácter al no decaer ni desemprolijarse en pleno vértigo de su búsqueda del resultado que no se le daba.Que jugaba bien sólo de a ratos; que ganaba porque tenía "la suerte del campeón"; que no le metían goles pero Gabbarini salvaba las papas... Esta vez Independiente se propuso mandar sin decaimientos y lo consiguió. Impuso iniciativa, control de la situación, agresividad ofensiva con su equipo parado lejos de su arquero. Fue envolvente y ancho para atacar. Además, sin pelota achicó hacia adelante, fue solidario en todos los sectores, imparable por el arranque y aceleración con el tándem Mareque-Mancuello y no llegó al gol en el primer tiempo porque Galíndez las sacó todas .
Era determinante el efecto Mareque (arranque infernal)-Mancuello (punzante y sutil). Asociados en paredes dejaban en el camino a Ballini y a Chitzoff. Metían miedo. El mediocampo visitante retrocedía, se refugiaba para apretar a Piatti-Gandín en esa zona de tres cuartos donde se jugaba prioritariamente el partido. Y a Silvera le tapaban sus estocadas.
Su rival, Central, pelea en el fondo de la tabla, pero también la lucha en la cancha. Pecó de retroceder en el medio y cuando pudo, tiró alguna contra por detrás de Vella, que le cargó de tareas a Tuzzio. Cuando intentaban jugar, y zafaban del anticipo de los centrales, Caraglio o Zelaya caían como chorlitos en offside. Porque las armas previsibles de Central para este partido fueron abroquelarse atrás, dejar dos puntas de contra y a veces tres, con Nuñez. No daba para más que esas escaramuzas abortadas con el achique hacia adelante.
En la segunda parte, cuando Central parecía que podía defenderse más con la pelota, el resultado se abrió, con la corajeada con juego, huevo y polenta de Mareque para definir. Y ablandado del todo Central, Núñez cosechó lo que sembró Mancuello.
Entonces, rasgos interesantes de ayer para sostener la punta: 1) atacó a fondo; 2) salió jugando, por abajo; 3) abrió su frente de ataque; 4) tocó y llegó con cinco o hasta seis, con Mareque (lateral, volante, delantero, alma y vida del Rojo), Mancuello, a veces Fredes y los tres que juegan delante de ellos; 5) su insistencia en esa postura ofensiva le dio chances para doblegar a un buen arquero; 6) achicó bien hacia adelante.
Si dominara siempre así a sus rivales, convencería del todo de que va en serio con la premisa de jugar bien y llegar al gol por decantación.
DIARIO OLE
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