Luego de inconvenientes técnicos -puntualmente, de conexión- que me impidieron hacer la previa del partido contra el Lobo, aquí estoy, de vuelta, justo antes de un clásico que se viene con todo.
Habrá que disputarlo, a mi criterio, pensando más en la posibilidad de pelear un lugar en la Copa que en el torneo, que, si bien aún es posible, teniendo en cuenta que tenemos que jugar contra Banfield de locales, no hay duda de que se nos hará muy cuesta arriba, dado que no hay lugar ni siquiera para un empate en estas seis finales que quedan.
Lo fundamental es salir a jugar con decisión y con autoridad, sin desguarnecerse, por supuesto, pero sabiendo que no hay otra opción que el triunfo. No hay lugar para que se vuelva a regalar un tiempo, como ocurriera, por sólo mencionar los últimos encuentros, ante Gimnasia y Arsenal. Y no sólo eso: no hay nada que cuidar. Si nos toca convertir el primer gol, hay que ir de inmediato en busca del segundo. Es la única forma de "cuidar" el resultado, pues, lo tenemos claro, Independiente no sabe jugar de otra manera.
De obtener hoy los tres puntos, la llama seguirá viva hasta el choque con el Taladro. Estoy convencido de que si el Rojo logra vencer al Santo e imponerse en los partidos que siguen, llegará con excelente base para pelear cabeza a cabeza por el Apertura. Pero es hablar en el aire. Sólo después de que pase esta fecha estaremos en condiciones de analizar un poco mejor lo que se viene.
¿Pronóstico? Un 2-1, o quizás un 3-1, para Independiente. Ah, y un gol de Acevedo, que por suerte ya lo tenemos de vuelta. ¿Exceso de optimismo? Veremos, luego me cuentan...
JMS
No hay comentarios:
Publicar un comentario