El flamente y paquete Libertadores de América, sofisticado por cierto, era testigo del derrumbe de una estrucura importante y no se relacionaba con cuestiones de edificación: el que se reducía a escombros era Independiente. Cuando debía pisar con autoridad, cuando no podía resignar más puntos para evitar quedar más lejos de la punta, el Rojo se descascaraba en el juego. Había sido menos que Gimnasia. Incluso, no merecía ganar. Pero apareció Tuzzio, se elevó y metió el cabezazo salvador que lo mantiene al Rojo con vida en la pelea por el título.La victoria no alcanzó para tapar la peor actuación de Independiente en lo que va del torneo. Porque jugó aun por debajo de lo demostrado en la derrota ante Arsenal. Una enormidad le costó encontrar un resquisio de claridad frente a Gimnasia, un rival que, austero, con mucho orden, le cerró casi todos los caminos y lo superó durante gran parte del encuentro.Antes del grito de Tuzzio, apenas una sola chance nítida de gol había sido capaz de gestar el Rojo en todo el desarrollo. Nunca elaboró una buena acción combinada. Aunque desprovisto de fútbol, tuvo, eso sí, un mayor ímpetu en la segunda parte y las entradas de Patito Rodríguez y de Martín Gómez le dieron algo más de dinámica. Hasta ahí, no mucho más que eso...Gallego colocó de arranque un 4-3-2-1, con Piatti y Gandín como enlaces; ninguno se despojó de la mediocridad. Cayeron en la misma intrascendencia que sus compañeros. La pelota parecía quemarles. El Rojo llegaba a tres cuartos y siempre algún pase quedaba a mitad de camino, se iba demasiado largo o muy corto. Tampoco podía salir con tranquilidad desde el fondo Independiente, sobre todo por la derecha. En eso hubo mucho mérito de Gimnasia, que presionaba sobre ese sector y provocaba el error ajeno. Con dos líneas de cuatro bien compactas, El Lobo fue un equipo corto que mordía bien en su campo, principalmente con Rinaudo, y salía rápido en ataque por las bandas hasta llegar a un guapo y corredor Marco Pérez. Gimnasia se animó. Y tuvo dos claras: una que falló abajo del arco Vizcarra, en el área chica, y un tiro de Aued que tapó Gabbarini. En los primeros 45 minutos el local parecía Gimnasia... Al Rojo hasta le faltaba actitud. En la parte final, como si recién ahí se hubierad dado cuenta de lo que se jugaba, se sacó la tibieza de encima y fue más ambicioso. De juego, casi nada, más allá de que Mancuello se perdió una clara chance tras centro de Rodríguez. Y cuando se estaba pro despedir de la lucha por el campeonato, Tuzzio le devolvió los sueños. Aunque Independiente fue una pesadilla en su producción. Será muy difícil que así llegue lejos...
sábado, 7 de noviembre de 2009
EL TRIUNFO VINO DE ARRIBA
Independiente encontró en un cabezazo de Tuzzio un triunfo inesperado que lo deja a tres de la punta. El equipo del Tolo no jugó bien, y el Lobo no ligó nada... NICOLAS MONTALA
El flamente y paquete Libertadores de América, sofisticado por cierto, era testigo del derrumbe de una estrucura importante y no se relacionaba con cuestiones de edificación: el que se reducía a escombros era Independiente. Cuando debía pisar con autoridad, cuando no podía resignar más puntos para evitar quedar más lejos de la punta, el Rojo se descascaraba en el juego. Había sido menos que Gimnasia. Incluso, no merecía ganar. Pero apareció Tuzzio, se elevó y metió el cabezazo salvador que lo mantiene al Rojo con vida en la pelea por el título.La victoria no alcanzó para tapar la peor actuación de Independiente en lo que va del torneo. Porque jugó aun por debajo de lo demostrado en la derrota ante Arsenal. Una enormidad le costó encontrar un resquisio de claridad frente a Gimnasia, un rival que, austero, con mucho orden, le cerró casi todos los caminos y lo superó durante gran parte del encuentro.Antes del grito de Tuzzio, apenas una sola chance nítida de gol había sido capaz de gestar el Rojo en todo el desarrollo. Nunca elaboró una buena acción combinada. Aunque desprovisto de fútbol, tuvo, eso sí, un mayor ímpetu en la segunda parte y las entradas de Patito Rodríguez y de Martín Gómez le dieron algo más de dinámica. Hasta ahí, no mucho más que eso...Gallego colocó de arranque un 4-3-2-1, con Piatti y Gandín como enlaces; ninguno se despojó de la mediocridad. Cayeron en la misma intrascendencia que sus compañeros. La pelota parecía quemarles. El Rojo llegaba a tres cuartos y siempre algún pase quedaba a mitad de camino, se iba demasiado largo o muy corto. Tampoco podía salir con tranquilidad desde el fondo Independiente, sobre todo por la derecha. En eso hubo mucho mérito de Gimnasia, que presionaba sobre ese sector y provocaba el error ajeno. Con dos líneas de cuatro bien compactas, El Lobo fue un equipo corto que mordía bien en su campo, principalmente con Rinaudo, y salía rápido en ataque por las bandas hasta llegar a un guapo y corredor Marco Pérez. Gimnasia se animó. Y tuvo dos claras: una que falló abajo del arco Vizcarra, en el área chica, y un tiro de Aued que tapó Gabbarini. En los primeros 45 minutos el local parecía Gimnasia... Al Rojo hasta le faltaba actitud. En la parte final, como si recién ahí se hubierad dado cuenta de lo que se jugaba, se sacó la tibieza de encima y fue más ambicioso. De juego, casi nada, más allá de que Mancuello se perdió una clara chance tras centro de Rodríguez. Y cuando se estaba pro despedir de la lucha por el campeonato, Tuzzio le devolvió los sueños. Aunque Independiente fue una pesadilla en su producción. Será muy difícil que así llegue lejos...
El flamente y paquete Libertadores de América, sofisticado por cierto, era testigo del derrumbe de una estrucura importante y no se relacionaba con cuestiones de edificación: el que se reducía a escombros era Independiente. Cuando debía pisar con autoridad, cuando no podía resignar más puntos para evitar quedar más lejos de la punta, el Rojo se descascaraba en el juego. Había sido menos que Gimnasia. Incluso, no merecía ganar. Pero apareció Tuzzio, se elevó y metió el cabezazo salvador que lo mantiene al Rojo con vida en la pelea por el título.La victoria no alcanzó para tapar la peor actuación de Independiente en lo que va del torneo. Porque jugó aun por debajo de lo demostrado en la derrota ante Arsenal. Una enormidad le costó encontrar un resquisio de claridad frente a Gimnasia, un rival que, austero, con mucho orden, le cerró casi todos los caminos y lo superó durante gran parte del encuentro.Antes del grito de Tuzzio, apenas una sola chance nítida de gol había sido capaz de gestar el Rojo en todo el desarrollo. Nunca elaboró una buena acción combinada. Aunque desprovisto de fútbol, tuvo, eso sí, un mayor ímpetu en la segunda parte y las entradas de Patito Rodríguez y de Martín Gómez le dieron algo más de dinámica. Hasta ahí, no mucho más que eso...Gallego colocó de arranque un 4-3-2-1, con Piatti y Gandín como enlaces; ninguno se despojó de la mediocridad. Cayeron en la misma intrascendencia que sus compañeros. La pelota parecía quemarles. El Rojo llegaba a tres cuartos y siempre algún pase quedaba a mitad de camino, se iba demasiado largo o muy corto. Tampoco podía salir con tranquilidad desde el fondo Independiente, sobre todo por la derecha. En eso hubo mucho mérito de Gimnasia, que presionaba sobre ese sector y provocaba el error ajeno. Con dos líneas de cuatro bien compactas, El Lobo fue un equipo corto que mordía bien en su campo, principalmente con Rinaudo, y salía rápido en ataque por las bandas hasta llegar a un guapo y corredor Marco Pérez. Gimnasia se animó. Y tuvo dos claras: una que falló abajo del arco Vizcarra, en el área chica, y un tiro de Aued que tapó Gabbarini. En los primeros 45 minutos el local parecía Gimnasia... Al Rojo hasta le faltaba actitud. En la parte final, como si recién ahí se hubierad dado cuenta de lo que se jugaba, se sacó la tibieza de encima y fue más ambicioso. De juego, casi nada, más allá de que Mancuello se perdió una clara chance tras centro de Rodríguez. Y cuando se estaba pro despedir de la lucha por el campeonato, Tuzzio le devolvió los sueños. Aunque Independiente fue una pesadilla en su producción. Será muy difícil que así llegue lejos...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario