domingo, 22 de noviembre de 2009

AFUERA DE TODO

El Rojo ganaba con un golazo de Gandín desde afuera del área, pero el Taladro no se desesperó, aprovechó al máximo sus oportunidades y lo dio vuelta con tantos de Mareque, en contra, y Silva.
La lluvia, gran protagonista de la noche, amenazaba con robarse todas las emociones de Avellaneda. De hecho, lo logró en el primer tiempo que protagonizaron Independiente y Banfield. Pero el complemento fue otro cantar, porque a pesar de que no hubo buen fútbol sí se festejaron goles y, mientras de un lado se lamentaron quedar afuera de la lucha, del otro lado se rompieron las gargantas ilusionados con el título. Porque el 2-1 significó para el Taladro un nuevo paso hacia el campeonato.En la etapa inicial prácticamente no hubo situaciones de riesgo. Unos pocos vivos, que notaron que la clave del encuentro podía estar en los remates desde media distancia, probaron a ambos arqueros. Estos trataron de no complicarse, de despejar con los puños o mandar la pelota al córner, pero no les resultó tan fácil. Ni Erviti ni James gravitaron en Banfield, y el equipo lo sintió. Todo fue a los ponchazos. Lo mismo en el Rojo.Pero en el complemento las cosas cambiaron. Hubo quince minutos a puro vértigo, de ida y vuelta. Parecía otro partido. A los 3, Gandín sacó una genialidad de la galera y rompió la resistencia de Lucchetti. A los 6, el mismo arquero sacó del fondo y mandó la pelota hasta el área rival, y entonces Mareque trató de pasársela a Gabbarini, de cabeza, y la metió en su propio arco.Con el 1-1 el juego se abrió, empezaron a pasar más los volantes y los delanteros comenzaron a ser abastecidos más frecuentemente. Battión apareció como la salida rápida para un Banfield muy práctico, que sin elaborar jugadas como en otros partidos alcanzó a complicar a su rival. Además, Falcioni sacó a James y mandó a la cancha a Pío; así, equilibró el mediocampo y le dio libertad ofensiva a Quinteros, que casi no se había proyectado hasta el momento.Silva, el gran goleador del Taladro, estaba contrariado. No le quedaba una y, para colmo, no paraba de discutir con los jueces de línea y con Lunati. Pero él sabía que alguna iba a tener. Primero, un cabezazo suyo se fue muy cerca. El Pelado maldijo su suerte pero, como siempre, siguió luchando contra todos los defensores rivales. Y así le quedó otra: Quinteros debordó y forzó a Gabbarini a dar rebote, Fernández encontró la pelota, de espaldas al arco, y decidió buscar a Silva, quien sacó un zurdazo cruzado para marcar el 2-1 definitivo.Y Banfield cerró el partido con los cambios y con la inteligencia de sus jugadores. Porque el equipo del Sur puede ir ganando, empatando o perdiendo, pero nunca rompe su libreto. Sabe cuál es el camino. Conoce sus limitaciones y trabaja en base a ellas. Sigue invicto, su ilusión es cada vez más grande y el próximo escollo será Racing. Independiente lo sufrió y, con la derrota, quedó afuera de la lucha por el título. (TYC SPORTS)

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