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El poder de gol del equipo titular, con Silvera a pleno, y las salvadas de Assmann para los suplentes, fueron los puntos altos de una congelada mañana de fútbol.
CUQUI NO SUFRE EN SOLEDAD
En la fría mañana de Villa Domínico, Andrés Silvera se adueñó de la obra de Scalabrini Ortiz y fue el hombre que está solo y espera. Está solo porque es el único referente de área que tiene Independiente, más allá de que él se sienta más cómodo cuando baja.
Y espera la oportunidad de que le llegue la pelota para embocarla, ahí donde vale, como ayer. Una, dos veces y a cobrar. ¿Quién dijo que cuántos más delanteros mayor poderío ofensivo? Claro que, para que la bola le llegue redonda al Cuqui, tiene que haber intérpretes que lo acompañen. Corte y confección de los pies del doble cinco Battión-Pellerano, extremos con llegada al fondo (Cabrera y Mancuello), un arma pensante como Gracián (más adelante de los del medio, más atrás de Silvera) y la sorpresa de las trepadas criteriosas de Maxi Velázquez y Vallés.
Y, entonces, cuando el control de pelota es una sana costumbre, todo es más fácil. Y, más allá de las debilidades del rival de turno (con mayoría de juveniles), el equipo de Garnero ayer se fue satisfecho, sobre todo, por la tenencia del balón en los 45 minutos que duró el partido.
Y así, paciente, primero rodeó la casa de Hilario, le buscó la vuelta para entrarle, y la encontró. Por derecha, Cabrera asistió como pretende el técnico. Se la puso en el pie al único punta y Cuqui la embocó en el segundo palo: 1-0. Por izquierda, la delicia fue de Gracián, con un pase casi de cucharita para que Silvera, de cabeza, selle el 3-0.
Claro que, Cuqui no puede todo. Y en esos momentos, hay que meterle variante. Y parece que Maxi Velázquez la tiene: con un zapatazo de afuera le rompió el arco a Hilario.
ASSMANN SE PREPARA PARA EL 1
También solo y también a la espera, la vida de Fabián Assmann debajo de los tres palos del team que enfrentó al equipo B que plantó Garnero estuvo un poco más movida. Pero así como Silvera se sacudió la modorra de la soledad del 9 de área haciendo goles, los guantes del arquero se sacudieron el frió matinal para impedir que -valga la redundancia- le sacudan la red una, dos, tres y cuatro veces con un nivel impecable y la satisfacción del score final en cero.
Y, en la previa, era lógico que la formación con mayoría de titulares hiciera mover más de la cuenta a Assmann. Pacheco, Cabrera, Patricio Rodríguez y Leonel Núñez invitaban a generar juego en ofensiva en cantidad. Pero con el ayudín de Mazzola no perdonando a Hilario en la única que tuvo y de una defensa casi sin minutos de rodaje en la pretemporada -Matheu, Galeano y Kruspzky volviendo de sus lesiones pero con tantas ganas que se tomaron bien en serio en partidito, el arquero estuvo cubierto y respondió cuando hizo falta.
Primero lo intentó Patito, con un remate fuerte abajo, pero Assmann se lució con seguridad. Después, una contra lo puso mano a mano con el delantero y la anticipó haciendo fácil una difícil. Luego, Núñez sacó un balazo de los suyos y se lo contuvo muy bien. Y la última se la ahogó al sutil Germán Pacheco.
Y tan bien anduvo Assmann que hasta César Menotti y Julio Comparada se le acercaron tras los 45 minutos de lujo. Lástima que en el partido siguiente, el tercero de la jornada, a Brian Nieva lo dejaron tan solo para cabecear que ni siquiera el estirón del blondo pudo parar esa pelota con destino de red.
PREPAREN LA CINTA
Matheu tuvo sus primeros minutos de fútbol luego de la lesión en la rodilla sufrida en enero: se lo vio con pilas para llegar a ser el capitán en el debut.
Carlos Matheu está tan curtido con los golpes que le deparó su carrera que la mañana más fría del año, y en Villa Domínico (donde el frío se siente más aún) no le iban a arruinar el primer paso de un nuevo regreso: el capitán jugó ayer sus primeros minutos de fútbol formal en el ensayo que dispuso Daniel Garnero. No lo hizo en el equipo que tuvo mayor componente de titulares, pero por lo mostrado en la cancha, Cafú mostró las dotes de liderazgo que lo llevaron a Américo Gallego a ponerlo como prioridad en la temporada pasada, con portación de brazalete de capitán incluida.
El defensor viene de realizar la pretemporada sin contratiempos con el resto del plantel en Salta, y trabaja a pleno buscando llegar al debut en el Apertura con Vélez. Ayer formó pareja en la zaga con Leonel Galeano (otro que tuvo su bautismo de fútbol, ya que venía con una sobrecarga muscular) y fue la voz de mando de una defensa juvenil (los laterales fueron Briaian Luna y Kruspzky). “La pretemporada me está sentando bien y creo que llegaré al inicio del torneo”, le contó Matheu a Olé esta semana. Daniel Garnero lo cuenta como un refuerzo más. Y al defensor le quedan tres semanas para confirmar que es historia la rotura de ligamentos que sufrió en la Selección. Ayer dio un primer paso.
DIARIO OLE
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