
Independiente ataca poco y sigue sumando. Los últimos dos partidos los abrió con dos zapallazos: Mareque ante Central y Núñez contra Colón. Pelea el torneo contra rivales que están en otra cosa (la Libertadores), que en la próxima fecha se cruzan entre sí (Godoy Cruz vs. Vélez y Banfield vs. Estudiantes), y aprovecha que los otros grandes están dormidísimos. ¿Suerte de campeón? Algunos, los que más lo conocen, le atribuyen el azar a Américo Gallego. "Cuando se le abre el ojete, no hay con qué darle", lo atendió su amigo Eduardo Coudet. "Independiente pateó dos veces; Colón, 20... El Tolo tiene mucho culo, je", lo calificó Antonio Mohamed. Es un cliché que está instalado. Aunque el técnico, en lo que es toda una declaración de principios, le escapa a la chanza de la fortuna: "Dicen que tengo suerte, pero me levanto a las 5 y los otros siguen durmiendo hasta las 7. A la suerte hay que acompañarla".
Y a esa suerte Américo Rubén empezó a ayudarla hace nueve meses, cuando en la fría Necochea (como en el 2002) armó un nuevo grupo y le hizo entender que debía romperse el alma si quería salir adelante. El Rojo 02 venía de ser último. El Rojo 09 se comía de a cinco goles. Entonces, no es casualidad que uno haya terminado con un título y el otro va camino a lo mismo. Y en esa confección del plantel que se le atribuye al DT, más allá de los refuerzos de turno, está la recuperación de jugadores por los que la gente pedía la cabeza. En aquel Apertura hizo goleador e ídolo a un repudiado Silvera. En la campaña 09/10 recuperó a Gandín (es el artillero del equipo, con 13 gritos), Mareque pasó de borrado a figura y a Núñez, no sólo lo transformó en un ex Gordo, sino que también le devolvió la confianza.
En el cambio personal que hizo Gallego también está otra de las claves del compromiso grupal: hace un año, dirigía la primera práctica de su segundo ciclo en el club, y vociferaba culpas a los cuatro vientos. Ahora, hace chistes con sus dirigidos; en las comidas recorre las mesas a ver si necesitan algo; tras un triunfo, les pide que se paseen poco por los medios; y la mañana anterior al partido los junta en el hotel para que tomen un buen desayuno y de ahí, derecho a la práctica. "Es es el motor de su trabajo, y así los empezás a cuidar", figura en su ABC. Al Tolo no se le escapa detalle.
¿Y los que hablan de suerte, cuentan que este grupo logró recuperarse a la desgracia de las duras lesiones de Matheu, Gómez y Busse? Y entra Fredes, y rinde. Y entra Galeano, y es revelación. Y entra Gabbarini, y sus atajadas son clave para que el Rojo esté líder. Porque será fortuito que el mendocino agarró el buzo por la lesión de Navarro. Pero en igualdad de condiciones, el Tolo se animó a sostener a un debutante que hoy es el mejor arquero del torneo. Sí, aún existen deudas en el juego, pero hasta en eso hay coincidencia: todos saben que se puede jugar mejor.
Y todo esto se logró en un año de trabajo. ¿Será que a otros el despertador no les suena?
DIARIO OLE
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