Independiente no termina de ponerse definitivamente el traje de candidato. Cada vez que el equipo tuvo la oportunidad de prenderse en la lucha por el título flaqueó. La irregularidad en el torneo hace que el “rojo” esté hoy a seis puntos de los punteros, pero podría haber estado mucho más cerca si no dejaba escapar las chances que se le presentaron y no las supo aprovechar.
En la previa eran encuentros que se podían ganar (Chacarita, Central, Arsenal), pero la falta de decisión, coraje, rebeldía y efectividad hicieron que hoy nos estemos lamentando los puntos dejados en el camino. Es cierto que los partidos hay que jugarlos, pero si uno quiere ser campeón hay que ganarles a todos y más a estos conjuntos que antes de enfrentarlos llegaban muy debilitados.
El domingo por Sarandí, pasó el tercer tren que lo depositaba muy cerca de la punta del torneo, pero otra vez lo dejamos pasar. Fue un cotejo atípico porque llovía, el campo de juego estaba en malas condiciones (con mucho agua pero para los dos equipos), porque era un partido que tranquilamente se podía ganar, pero también sabemos que el conjunto que dirige Burruchaga se hace fuerte en su casa.
Todavía cuesta entender cómo Independiente no se llevó por lo menos un empate del Viaducto. Está claro que el equipo no jugó para nada bien pero tampoco tuvo suerte. Pero lo que más me preocupó fue la carencia de juego colectivo, asociado, el desorden que mostró por momentos, la falta de ideas para destrabar dos líneas de cuatro de la defensa rival y, por sobre todo, la falta de eficacia a la hora de definir las jugadas.
Ya van varios partidos en los cuales el equipo genera situaciones claras para sentenciar un encuentro, no las aprovecha y después termina sufriendo o lamentándose. Ejemplos hay varios: Racing, Tigre, Central, Colón y ahora Arsenal. Una constante en este conjunto, es que juega bien los primeros tiempos y en los segundos se tira muy atrás, pierde el protagonismo y se acuerda de atacar cuando lo empatan o está perdiendo el partido. Algo parecido ocurrió el último domingo.
El primer tiempo fue muy flojo, las sociedades nunca aparecieron, se crearon pocas situaciones de gol, se probó muy poco desde afuera del área con remates de media distancia, por momentos se abusó del pelotazo, el juego del equipo nunca apareció y Campestrini fue un espectador de lujo.
En el complemento, los dirigidos por Gallego salieron con otro ímpetu, decisión, tomaron el protagonismo, salieron a buscar el partido y propusieron más que su rival. Pero una distracción en el fondo cambió todo. Jara facturó la única que se le presentó y de ahí en más fue todo confuso. El “Tolo” intentó con varios cambios ofensivos (no hay nada que reprocharle) pero los jugadores, después del gol, nunca le encontraron la vuelta al partido. Intentaron una y otra vez pero no pudieron y así otros tres puntos se quedaron en el camino.
¿Se puede pensar todavía en el título? Por supuesto que sí, más teniendo en cuenta la irregularidad de los equipos, salvo Banfield, Newell´s, Estudiantes y Vélez, el resto está a la expectativa. Gallego encontró el equipo, material hay, aliento y esperanza sobran. Sólo tendrán que mentalizarse en no dejar pasar más oportunidades si quieren llegar realmente con chances a las últimas fechas.
Este viernes, desde las 21.10 frente a Gimnasia en “nuestra” cancha, pasa quizás el último tren que nos lleve definitivamente a luchar por el objetivo que tanto anhelamos: salir campeones. Ya dejamos pasar varios. Todavía seguimos caminando al lado de las vías con la esperanza de llegar a la próxima estación, subirnos y sacar boleto hasta el final del recorrido. Por ahora pasó por Sarandí, nos quedamos abajo y vemos como se va alejando lentamente.
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