
"¡Lo hice yo! ¡Lo hice yo!". El grito de Daniel Montenegro tras el golazo que abrió el partido fue acompañado por dos gestos elocuentes. El primero, con sus dos pulgares señalando su espalda, marcaban el 10. Ese mismo número que fue llevado tantas veces con gloria por un prócer de Independiente como Ricardo Bochini por las canchas del mundo. Y el gol tuvo un nacimiento a lo Bocha con ese precioso caño que el Rolfi le metió a Vargas. El otro, con el índice de su mano derecha marcándose el pecho fue una reinvidicación histórica para alguien que le ganó por primera vez con la camiseta roja a Boca. Hasta anoche, Montenegro tenía un récord negativo contra los de azul y oro (3 empates y 5 derrotas). Además, fueron sus dos primeros goles a Boca en Independiente. Y valieron el triunfo. Porque los otros dos, que había hecho en Huracán, fueron en sendas derrotas (2-4 y 2-6 en Clausura y Apertura 98). Con Huracán,. también le costó: sólo le ganó una vez a Boca.Como no podía ser de otra manera, Montenegro hizo un pacto con el Diablo y selló el segundo triunfo clásico en el año. Lo sufrieron Racing y Boca. Y de los cuatro goles que tiene el Rojo en el torneo, tres los gritó por el Rolfi."Fue un clásico inolvidable y lo quiero disfrutar", dijo el arma que tuvo Independiente para dejar a Boca cada vez más lejos de Lanús y de la punta (tercera derrota en 5 partidos para los de Ischia). "En el primer gol la vi adentro cuando iba en el aire. Para mí, ese gol abrió el partido y no la expulsión de Mouche. Sí, se abrió con un tiro de media distancia. Pero vale lo mismo, eh...." chicaneó a un periodista que quiso restarle méritos a la enorme conquista."No le salvamos la cabeza a Santoro. La relación con alguien que le dio mucho a la institución es buena. Argentina es muy existista y mandan los resultados. Pero él no tiene la culpa; somos nosotros los encargadosa de dar la cara a la hora de jugar", reconoció sin medias tintas. Y dejó en claro que la crisis del equipo no verá la luz si no sostienen esta victoria con otra. "No entendemos porque este es un equipo tan ciclotímico. Le ganamos a Racing y no repetimos con Gimnasia. Esperemos que esto nos sirva para creer en nosotros y para creer que hay equipo", sostuvo con un sesgo autocrítico.Su análisis no esquivó un punto crítico. "Sabíamos que Boca físicamente se iba a caer. Sólo era cuestión de esperar". Dejó claro que un Globito dibuja su corazón: "Acá me siento como en mi casa". Y reveló el contenido de ese abrazo final con Riquelme: "Lo saludé a Román porque lo quiero y lo admiro mucho. Jugadores como él saben cómo salir de estas situaciones. Y de situaciones peores".
Me gustaría que Montenegro siempre jugara como este domingo. Con ganas y yendo para adelante. Es cierto que no tiene , muchas veces, con quien jugar pero su temperamento no es siempre el mismo.
ResponderEliminarEs un extraordinario jugador si modifica su falta de actitud