domingo, 1 de septiembre de 2013

ES UNA CUESTIÓN DE ACTITUD

Los dos llegaban en una cierta igualdad de condiciones. Ni el "Rojo" de Avellaneda ni Independiente Rivadavia de Mendoza habían conseguido un triunfo en los cuatro partidos que habían disputado. Pero los de Avellaneda, llegaban con una obligación mayor por la presión de su gente y por el debut como entrenador de Omar De Felippe
reemplazando a Miguel Brinidis, cesado de su cargo. El visitante no quiso y el local no pudo, y, por eso, el aburrido encuentro terminó en un 0-0 que afecta más al dueño de casa que no encuentra una brújula que lo guíe en la búsqueda del regreso a Primera.

En el comienzo del primer tiempo, Independiente mostró indicios de recuperación. De un equipo que comenzaba a levantar cabeza después de los golpes que venía padeciendo. Parecía que el nuevo aire en el bando de suplentes les había dado una inyección de actitud, pero esa 'vitamina' duró 15 minutos. A partir de ese instante, el local volvió a ser el de siempre: sin ideas, sin juego y demostrando que el descenso sigue lastimando el rendimiento de los futbolistas. Un remate de Adrián Fernández desde afuera del área que pasó cerca del palo izquierdo de Josué Ayala, fue la única de riesgo que tuvo el dueño de casa. Por su lado, la "Lepra" mendocina jugó con la presión del local e intentó arrimarse al arco de Diego Rodríguez, aunque no pudo lastimar.

El segundo tiempo, en sintonía con la primera etapa, fue una lágrima. Un bostezo. El "Rojo" no supo como lastimar a un equipo que se paró bien atrás en el campo de juego y se dedicó a intentar capitalizar una contra que jamás llegó. Así, los minutos se fueron consumiendo sin llegadas de riesgo para ninguno de los dos. Ni De Felippe, ni el cambio de aire, ni la obligación real por empezar a ganar lograron generar en los futbolistas una reacción. Por este camino, los de Avellaneda siguen estirando una agonía que, jugando así, parece difícil que tenga un punto final.

Seguramente el dolor de los simpatizantes de Independiente se hace más grande cuando, al mirar la tabla, ven a un equipo que tiene una de las historias más ricas del país, en los puestos de descenso. Así lo expresaron con silbidos e insultos cuando finalizó el compromiso. Es cierto, falta mucho y la esperanza es lo último que se pierde, pero, por estas horas, la paciencia de los hinchas parece haberse llegado a un límite.

PLAYFUTBOL

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